Siempre hablo de Cortázar, pero hasta ahora nunca nombré a la gran Alejandra Pizarnik, a quien también adoro por cosas como éstas... (adórenla ustedes también)
[El lenguaje, yo, el otro... un tema recurrente en este blog]
-Recibe este rostro mío, mudo, mendigo. Recibe este amor que te pido. Recibe lo que hay en mí que eres tú.
-No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.
-Y yo sola con mis voces, y tú tanto estás del otro lado que te confundo conmigo.
-Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.
-Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.
-Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.
-Soledad es no poder decirlo.
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