"Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre".
Esta frase que todos cantamos felices en algún momento pelotudo de nuestras vidas encierra, a mi criterio, una contradicción insoslayable.
¿El sol, que sale todos los días, que está condenado a hacer siempre lo mismo, ES LIBRE?
Hoy, cuando escuché esta canción de Nino Bravo, recordé este fragmento de Rayuela de Julio Cortázar:
"Me desperté y vi la luz del amanecer en las mirillas de la persiana. Salía de tan adentro de la noche que tuve como un vómito de mí mismo, el espanto de asomar a un nuevo día, con su misma presentación, su indiferencia mecánica de cada vez: conciencia, sensación de luz, abrir los ojos, persiana, el alba.
En ese segundo, con la omnisciencia del semisueño, medí el horror de lo que tanto maravilla y encanta a las religiones: la perfección eterna del cosmos, la revolución inacabable del globo sobre su eje. Náusea, sensación insoportable de coacción. Estoy obligado a tolerar que el sol salga todos los días. Es monstruoso. Es inhumano”.
1 comentario:
el sol no es libre.
depende de que la tierra se le cante dar vueltas.
o que de la luna se quiera ir a dormir
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