martes, 11 de noviembre de 2008

¿Quién tiene el problema?

¿Qué historia debe contar el periodismo? ¿A quiénes debe darles voz? ¿Quiénes son los golpeados?

Diario La Nación, martes 11 de noviembre de 2008

Avalancha de africanos
La inmigración otra vez golpea a España


Declararon la alerta máxima en Melilla

Por Silvia Pisani
Corresponsal en España

MADRID.-Nada, ni las balas de goma ni los disparos de lanzagases consigue frenar a los desesperados africanos que intentan saltar la reja de España o desembarcar, a escondidas, en su costa. Todo, con el objetivo de entrar en el Primer Mundo y soñar que, con eso, se acabará el hambre.

El drama del rechazo se repitió ayer en varios rincones de España al mismo tiempo. En las islas Canarias, dos inmigrantes murieron apenas pusieron pie en el muelle al que soñaban llegar.

Uno de ellos era poco más que un niño; tanto él como un adulto fallecieron por lo mismo: tenían el cuerpo helado tras los rigores sufridos en el cayuco que los trajo desde Guinea.

Era una precaria barcaza en la que los navegantes permanecieron más de tres días sin ingerir alimentos y expuestos a los rigores de un mar bravo. Junto con ellos viajaban otras 128 personas, 30 de ellos niños como el que murió en el muelle. Ellos, los más chicos, tal vez tengan una oportunidad de quedarse en España. Los demás ya fueron conducidos al "Centro de Internamiento", donde empezó el expediente para devolverlos al sitio de donde salieron.

Ocurrió en la pequeña Isla del Hierro, una de las más chicas del archipiélago canario. "Es un día demasiado triste", dijo el presidente del cabildo local, Tomás Padrón.

Las imágenes del muelle fueron terribles. Los inmigrantes se desplomaban apenas intentaban hacer pie y no podían reaccionar. Doce de ellos fueron internados en grave estado; otros dos quedaron muertos sobre el espigón. No se sabe cuántos murieron en la travesía.

Un poco más al Sur, en la africana ciudad española de Melilla, las autoridades volvieron a usar ayer balas de goma y disparos de lanzagases para evitar que dos avalanchas de inmigrantes burlaran la reja que separa el Primer Mundo de la miseria.

"Estamos preocupados. Es la séptima avalancha que se produce en sólo dos semanas", dijo el presidente del gobierno autónomo del pequeño enclave, Juan José Imbroda. Fue al amanecer cuando los gritos de la primera avalancha sorprendieron a los guardias. Unas 150 personas, según se indicó, se lanzaron contra la reja. Luego, poco más tarde, otras 50 repitieron el intento.

"Lo que llamó la atención fue la agresividad de los inmigrantes", dijo Imbroda, quien sostuvo que varios guardias civiles resultaron heridos.

Fue la primera vez en tres años que la ciudad apeló a medidas antidisturbios para repeler a los que intentan entrar. Eso no ocurría desde 2005, cuando se produjeron masivas avalanchas de africanos que intentaban saltar la valla con precarias escaleras. Anoche, Melilla dormía "en alerta máxima", convencida de que los asaltos se repetirían.

En el extremo oriental de España también hubo un trago amargo. Fue en las islas Baleares, donde un grupo de inmigrantes procedente de Argelia fue puesto a disposición judicial para analizar eventuales cargos antes de devolverlos al sitio del que vinieron.

Lo que se procura determinar es si alguno de los inmigrantes participaba en "tráfico de personas".

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